lunes, 25 de junio de 2012

El mejor de los halagos


Por más de un mes siguió a esa mujer, una afamada modelo de lencería, para matarla. Le habían pagado por adelantado, así que no podía quejarse; pero andar tras los pasos de una muchacha mimada y frívola no era su trabajo ideal, por más fácil que fuera.

Aún así, con el pasar de los días, se dio cuenta que la información que recibió sobre ella estaba parcialmente viciada. Él había leído —incluso escuchado en alguna oportunidad— sobre una persona veleidosa que usaba su despampanante físico e influencia para hacer y deshacer lo que se le antojara; sin embargo, conforme la observaba, tuvo la oportunidad de descartar algunas de esas declaraciones. Sí, era caprichosa; mas no era la perra desalmada, sedienta de poder y atención que su cliente y otros medios afirmaban con tanta vehemencia.

Por primera vez lamentó ser profesional y cauteloso con lo que hacía. Pensó que haberla buscado y dispararle en la frente hubiera sido mucho más fácil que enterarse de su vida y aún así llevar a cabo su trabajo. Sintió pena por ella y sintió pena por sí mismo.

—Concéntrate —se dijo entre dientes al mismo tiempo que sus manos temblaban ligeramente.

Creyendo estar preparado para apretar el gatillo, puso su ojo sobre la mira telescópica y apuntó. Su inexplicable nerviosismo le hizo sudar y, justo cuando un suspiro de resignación escapó de su boca, su perfecta silueta femenina apareció a través de los lentes ópticos.

—Concéntrate —se repitió aguzando los sentidos.

Esperó unos segundos más. Y cuando los segundos se fueron se maldijo por haber tomado esa decisión, pues ahí estaba ella, semidesnuda y recargada en el marco de la ventana viendo hacia la calle. Por unos instantes sus miradas parecieron cruzarse, causándole a él un sobresalto tan grande que soltó el arma.

No tuvo valor después para terminar de hacer por lo que le habían pagado y optó mejor por acciones más directas.

Bajó las escaleras hasta el lobby del edificio y luego cruzó la calle llegando a la entrada del lujoso hotel donde se hospedaba ella.

Su resolución era firme hasta que cayó en la cuenta de que todavía era de día. «Es mejor esperar a que anochezca» pensó, y, de la misma manera en que salió de ahí, volvió a su escondite.

Sin él saberlo, su mente le jugaba sucio proponiéndole cualquier excusa para retrasar lo inevitable. Un saborcillo feo inundó su boca y este se fue haciendo más amargo conforme caía la noche sobre la ciudad.

Cuando el alumbrado público suplió la luz del sol en las calles, supo que no había más lugar para aplazamientos. Con lentitud se echó a andar hacia su objetivo. Bajó las escaleras, cabizbajo y desganado, discurriendo cuál sería la mejor manera de acabar con ella. ¿Le cortaría la garganta? ¿Le asfixiaría? ¿Le dispararía? Cruzó la calle manteniendo su vista gacha.

—Disculpe —escuchó una suave voz frente a él—, ¿me podría decir la hora?

Levantó la mirada y se le heló la sangre al instante. Estaba frente a ella… y ella se veía hasta más bonita de lo que la recordaba horas antes.

Sus labios se movieron, sin él oponer resistencia o siquiera estar consciente de las palabras.

—Qué bella —pronunció con una exhalación, como si su sola imagen le hubiera arrancado la respiración.

Ella sonrió, confundida, y alzó una mano apuntándose con el dedo índice la muñeca de la otra.

—¿La hora, por favor?

—Cuarto para las nueve —trastabilló, casi incapaz de hacer otra cosa que no fuera admirar su esplendor.

Ella agradeció y le dio la espalda, perdiéndose entre la gente que iba y venía por la calle.

Un sinfín de pensamientos se agolpó en su cerebro, debatiendo qué debía hacer y si era correcto o no hacerlo.

—Disculpa… —era ella de nuevo.

Ensimismado en su confusión, no se dio cuenta que ella había dado la media vuelta y se había plantado frente a él nuevamente.

—Esto sonará raro… —pausó—, pero esta noche no quiero estar sola. ¿Te gustaría ir a tomar algo conmigo?

Él asintió, algo aturdido y ciertamente contento, porque, además de pasar la noche con ella, podría hacer su trabajo una vez que el alcohol empañara sus sentimientos.

No imaginó él, y mucho menos ella, que al amante despechado no le había agradado nada que su ejecución tardara tanto. Ese magnate cuarentón era igual o más caprichoso que ella, aunque, a diferencia de ella, él carecía de simpatía y comprensión hacia los demás. Para él bastó verlos del brazo, sonriendo y mirándose de manera especial, para hacer la llamada que sellaría sus destinos. 

De la manera más simple, pero no por eso menos planeada, murieron. Juntos, con la mirada perdida en los ojos del otro y sin haberse percatado al cien por ciento que acababan de pasar la noche más especial de sus vidas.

14 comentarios:

  1. Buenísimo Rive!!!
    Se te perdió alguna letra por allí y creo que faltó alguna coma, pero está genial!!
    No todo es lo que parece, hay que pensarlo dos veces antes de aceptar invitaciones de un extraño...sobre todo si es alguien a quien hay que hacer desaparecer :-P

    Besos!!

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  2. Eres cruel. Eres malvada. Ayer me la despertaste, hoy me los mataste. Desalmada. Perversa, hermana mía.

    Me encantó el relato, es muy inesperado. Ya los veía viendo juntos y felices para siempre... pero no contaban con Rivela ;-)

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  3. Rivela: Permíteme felicitarte por tan buen relato.
    Imagino que la parejita murió feliz y el marido siguió rumiando su crueldad y ¡ni quién lo quiera!
    Cariños: Doña Ku

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  4. y yo que crei que se quedarian juntos.
    Bue... murieron juntitos al menos ja ja ja ja
    muy bueno te felicito.

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  5. Que manera de darle giro a las historias, ese Don que te caracteriza, eres increíble, te lo he dicho mil veces, pero te lo puedo decir diez mil veces mas, por que no me canso de leerte, me gusta como me transportar y no puedo parar, no quiero parar, es como estar dentro, y ver como se conectan, y ver como mueren sin decirse el uno al otro lo maravilloso que fue encontrarse, de la manera que lo hicieron, bueno, creo que me emocione, gracias por compartir, lo que a ti te apasiona...Felicidades L<3

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  6. Hola!!!
    pasando por tu blog a saludarte!!!
    Gracias por comentar y dejar tu huella en el mio, espero verte a menudo por alli.
    Besos

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  7. Hola, estoy visitando a todos los colegas que participaron en el Vendaval, me pareció una forma muy buena de unirnos.
    Me gustó tu espacio, te sigo.
    Un abrazo.
    HD

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  8. ¡Feliz tragedia! El código de asesinos debería especificar que no deben aceptar objetivos que podrían atraerles. No digo no enammorarse de la victima porque si tal cosa existe no es controlable...

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  9. Muy buen relato Rivela!!! Me gustó mucho!! Y está perfectamente redactado!!!
    Saludos :)

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  10. Rivela!, me has dejado medio shockeada!, la verdad me encanto, ha sido muy buen relato, que triste que terminara asi, pero al menos pudieron conocerse y fueron felices en sus ultimos momentos.
    Me dejo una sensación agridulce XD
    en fin, gracias por compartirlo, saludos :)

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  11. Por queeeeeeeeee tenían que moriiiiiiiiir? xDDD En fin, gran relato. Muy interesante, seguro que más de una estaba pensando que se librarían. Yo por un momento llegué a pensar incluso que sería ella la que se ventilaría al profesional xD

    Felicidades guapa ^_^

    Un beso!

    PD: Espero que al menos tuvieran sexo del bueno antes de morir ;)

    PD2: Mm... no, eso sería más cruel todavía xD

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  12. Owwww, cuando uno espera el final cursi donde vivieron felices para siempre (?) ¡Paaam! Se mueren. (XD) Me encantó este relato *-* Es muy cautivador de alguna manera, así que realmente me encantó.
    Besitos Rivela -3-

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  13. :( Me entristeció que los personajes murieran despues de tanta química que tenían, pero es un genial relato , muy bien narrado y cautivador :) ¡un abrazo!

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  14. Joe, mira que cargártelos! no me lo esperaba en absoluto

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